lunes, 1 de septiembre de 2008

"Entendiendo" a Duchamp



Vita brevis, ars longa
Hipócrates

A propósito del post de Duchamp sobre los ready-made, un amigo me comentaba un criterio bastante generalizado, esperando que cada vez menos, de no considerar el urinario "Fountain", por citar una obra en particular, como arte.

Partiendo de que en la apreciación artística tiene un enorme peso el gusto personal y que intento no exponer mis criterios con el animo de cambiar el de la otra persona, sino simplemente despertar el interés en el arte más experimental, menos contemplativo, confieso que siempre resulta para mí una tarea extremadamente difícil. Siempre aclaro, que en mi caso soy un admirador de toda la historia del arte sin prejuicios de épocas, movimientos, países, artistas, técnicas o géneros. El arte ha sido y es tan imprescindible para la vida, que su valor por sí mismo es suficiente para admirarlo en cualquier situación y con los argumentos que se hayan realizado.

El "arte de vanguardia" es tan extenso y complejo que es muy difícil en una conversación de apenas unos minutos poder abarcar la enorme tela de araña que representa. Hasta llegar al siglo XX la mayoría de los movimientos artísticos demoraban cientos de años en generarse, crecer y establecerse, los que lo lograban. En el caso del arte moderno, las rupturas eran tantas que hacía imposible mantenerse al tanto de todos los movimientos artísticos que se manifestaban al mismo tiempo. La historia siempre se alimenta de la propia historia, sea para afirmarla o negarla con rotundidad. En la mayoría de los casos conscientemente o no, el arte vanguardista procuraba un arte diferente y que por consiguiente necesitaba una apreciación diferente, por lo que es imposible enfrentar y "entender" a Duchamp de la misma forma que lo hacemos frente a una monumental obra de Durero, Velázquez, Ingres, Delacroix ... Ya no vamos a ver (por lo general) una obra de oficio en los detalles, de equilibrio, grandes perspectivas, escorzos imposibles; nos vamos al patio lleno de hierbas, a la basura escondida debajo de la cama, a la sala de cine sucia y olvidada del barrio. Vamos a convertir los objetos, la realidad que se vive, día a día, en arte. No solo importa el resultado, también importa el medio, el proceso, el hecho artístico. Al extremo de incluso, de darle validez a lo que alguien adelantó: ¿Porque no todos somos artistas?

Les dejo una magnífica web, que precisamente tiene la intención mediante una línea de tiempo, de presentar los procesos, el origen del porqué un día Marcel Duchamp decidiera trasladar un urinario de su entorno funcional a una galería, como obra de arte:

http://www.understandingduchamp.com

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